Peter Frampton, un nombre sinónimo de virtuosismo con la guitarra de rock, sorprendió a sus fans cuando anunció su «Finale Tour» en 2022. No fue una despedida típica; se basó en una cruda realidad: Frampton había sido diagnosticado con miositis por cuerpos de inclusión (MCI), una enfermedad muscular progresiva. El legendario músico temía que su capacidad para tocar la guitarra, la esencia misma de su ser, estuviera en peligro. Sin embargo, la narrativa de «Frampton Won’t Come Alive Again» ha sido dramáticamente desmentida.
«Estoy agradecido de poder seguir tocando», declaró Frampton, ahora encabezando su acertadamente titulada «Never Ever Say Never Tour». Para un hombre que cumple 60 años de gira como músico profesional, un viaje que comenzó a la tierna edad de 14 años, la música no es solo una carrera; es su alma. A pesar de los desafíos que plantea su enfermedad, la pasión y la dedicación de Frampton a su oficio permanecen intactas.
Entendiendo el diagnóstico de miositis por cuerpos de inclusión (MCI) de Peter Frampton
El impacto más significativo de la miositis por cuerpos de inclusión para Peter Frampton es en su movilidad. La MCI afecta principalmente a los músculos, provocando debilidad, especialmente en las piernas y los brazos. Como resultado, Frampton ahora camina con un bastón e interpreta sus electrizantes sets de guitarra sentado. Esta adaptación física es un testimonio visible de su determinación para seguir actuando a pesar de la progresión de la enfermedad.
Si bien la MCI innegablemente ha presentado obstáculos físicos, el espíritu y la destreza musical de Frampton siguen siendo notablemente resistentes. Reconoce el debilitamiento en sus dedos, pero enfatiza la memoria muscular arraigada que le permite seguir tocando. «Mis dedos están ‘debilitados’ pero ‘saben qué hacer'», explicó. Adaptar su técnica, especialmente para elementos expresivos como el bending de notas, se ha convertido en una parte necesaria de su continuo viaje musical.
Adaptación y evolución: el viaje musical de Frampton con la MCI
Curiosamente, Peter Frampton percibe un lado positivo en su estilo de tocar adaptado. Cree que su trabajo con la guitarra ha evolucionado, volviéndose «en cierto modo mejor». No se trata de fuerza física; se trata de profundidad emocional. “Hay menos notas pero más alma. Cada nota que toco ahora tiene mucho más significado”, reflexiona. Esta perspectiva destaca el crecimiento artístico de Frampton, encontrando nuevas dimensiones en su música a través de la lente de su experiencia con la enfermedad.
Es importante destacar que el público de Frampton no ha notado una disminución en la calidad de su actuación. Cuando se le pregunta sobre esto, bromea con humor: «Entonces lo estoy fingiendo bien». Este humor autocrítico subraya su compromiso de ofrecer una actuación de primer nivel, con enfermedad o sin ella. Es un testimonio de su profesionalismo e inquebrantable conexión con sus fans.
Una retrospectiva de su carrera: la gira «Never Ever Say Never Tour»
La gira actual de Frampton es una retrospectiva completa de su carrera, celebrando su ilustre trayectoria musical. Profundiza en sus primeros días con Humble Pie, revisitando clásicos que sentaron las bases de su legado rockero. Los fans también disfrutan de sus icónicos éxitos en solitario, incluyendo el atemporal «Baby, I Love Your Way», canciones que cimentaron su lugar en la historia del rock. Además, el setlist incluye piezas instrumentales de sus álbumes más recientes, mostrando su continua exploración musical y virtuosismo más allá de las interpretaciones vocales.
Estos discos instrumentales, especialmente «Fingerprints» de 2006, que le valió su primer premio Grammy, han sido cruciales para consolidar la reputación de Frampton como un guitarrista verdaderamente excepcional. Si bien el fenomenal éxito de su álbum de concierto de 1976 «Frampton Comes Alive» inicialmente lo encasilló como un ídolo adolescente, su trabajo instrumental ha recordado constantemente a audiencias y críticos por igual sus profundas habilidades con la guitarra.
Reclamando la credibilidad como guitarrista: de ídolo adolescente a héroe de la guitarra
Después de «Frampton Comes Alive», Frampton navegó por las complejidades de la fama, a menudo eclipsado por su imagen pop. Su credibilidad como guitarrista fue algo pasada por alto hasta un momento crucial en 1987 cuando David Bowie, un amigo de la infancia (el padre de Frampton fue el profesor de arte de Bowie), lo invitó a ser el guitarrista principal en el álbum «Never Let Me Down» y la posterior gira Glass Spider.
Frampton reconoce el profundo impacto de esta colaboración. «Me di cuenta de que me había dado este enorme regalo de un impulso en mi carrera al llevarme por todo el mundo durante cinco, seis meses, y me reintrodujo como el guitarrista», explicó Frampton. Esta asociación con Bowie fue transformadora, alterando la trayectoria de su carrera y reafirmando su destreza con la guitarra ante una audiencia global.
El legado del Talk Box: un sonido característico
Un elemento definitorio del éxito en solitario de Peter Frampton es su innovador uso del talk box, un dispositivo que le permite manipular el sonido de su guitarra con la boca a través de un tubo de plástico. Se topó con este aparato único durante una sesión de grabación de 1970 para «All Things Must Pass» de George Harrison en Inglaterra.
Durante un descanso, el músico de sesión de Nashville Pete Drake demostró un talk box casero, cantando a través de su pedal steel guitar. Frampton quedó instantáneamente cautivado. «Casi me asusté», recordó Frampton. «Dije ‘Tengo que tener uno'». Curiosamente, el talk box de Drake fue prestado brevemente a Joe Walsh, quien lo usó famosamente en «Rocky Mountain Way». Finalmente, se encontró un fabricante para el invento de Drake, y Frampton recibió su propio talk box como regalo de Navidad en 1973, cambiando para siempre su paisaje sonoro.
El magistral uso del talk box por parte de Frampton en éxitos como «Do You Feel Like We Do» y «Show Me the Way» fue fundamental para impulsar a «Frampton Comes Alive» a convertirse en el álbum más vendido de 1976 y un hito en la historia de las grabaciones de conciertos. A pesar del inmenso éxito, también contribuyó a una percepción pública simplificada de él como un icono pop, incluso ganándose la etiqueta despectiva de la «Farrah Fawcett del rock».
Nominación al Salón de la Fama del Rock & Roll y horizontes futuros
A pesar de una carrera que abarca décadas y significativas contribuciones musicales, Peter Frampton enfrentó una sorprendente demora en el reconocimiento del Salón de la Fama del Rock & Roll. Elegible desde 1997, su nominación llegó recién este año. «Fue una sorpresa, por decir lo menos», admitió.
Expresa su gratitud a Sheryl Crow por invitarlo a actuar en su inducción al Salón de la Fama del Rock & Roll el otoño anterior. Esta actuación puede haber servido como un oportuno recordatorio a la institución del talento e influencia perdurables de Frampton. Sin embargo, Frampton se mantiene humilde sobre la nominación, afirmando: «No soy una de esas personas que dicen: ‘Maldita sea, me merezco esto’. Si sucede, sucede».
Mirando hacia el futuro, Frampton no se duerme en los laureles de sus logros pasados. Está trabajando activamente en nueva música, su primer álbum de material original desde 2010, lo que demuestra su continua motivación creativa. Además, está colaborando con Rob Arthur, su director de banda, teclista y una fuerza creativa polifacética, en un proyecto documental.
Arthur, descrito por Frampton como un «hombre renacentista», no solo es fundamental para su banda, sino que también es el director de fotografía de Phenix Features de Frampton. El proyecto documental incluye filmaciones en Inglaterra con el hermano de Frampton y luminarias de la música como Bill Wyman, explorando sus años formativos y raíces musicales. Frampton valora profundamente las contribuciones multifacéticas de Arthur, destacando su liderazgo de banda, experiencia musical y habilidades cinematográficas.
El espíritu perdurable y el legado de Frampton
A pesar de una agenda completa, Peter Frampton mantiene una perspectiva realista sobre su futuro, particularmente en lo que respecta a su salud. «Si llega un momento en que no puedo sostener una púa o no puedo hacer un acorde, soy muy afortunado de haber tenido la vida que he tenido». Su enfoque se extiende más allá de su propia carrera, canalizando su energía en iniciativas filantrópicas, notablemente el Peter Frampton Myositis Research Fund en Johns Hopkins.
El compromiso de Frampton de «ayudar a otras personas con MCI, ayudar a los animales, ayudar a las personas sin hogar» revela un profundo sentido de empatía y propósito. Su sentimiento final, «La vida será buena. ¿Quién soy yo para quejarme de tener 60 años haciendo lo que más amo?», resume su espíritu resiliente y profunda gratitud. El viaje de Peter Frampton no es solo un testimonio de talento musical, sino también de la capacidad humana para adaptarse, crear e inspirar ante la adversidad, demostrando que incluso con la enfermedad, la música, y la vida, continúa.